Sinopsis:

El presente libro plantea una genealogía del psicoanálisis nueva, pretende subrayar que el psicoanálisis no tiene una sola historia lineal ni un único origen o antecedente. El psicoanálisis ha dialogado con muchas disciplinas para lograr constituirse y nutrirse. Lo ha hecho con el arte, con la psicología positivista, con la antropología. La manera habitual de pensar la génesis de los conceptos freudianos es con la medicina e, incluso, con la historia de la psiquiatría, la psicología y la neurología. Lo que no es tan usual es recordar las aportaciones y las semejanzas que hay entre el psicoanálisis y los ejercicios espirituales o las prácticas del cuidado de sí de las antiguas escuelas filosóficas y de la propuesta de Nietzsche como estética de la existencia. A su vez, el psicoanálisis también introduce varias cuestiones inéditas, es decir, planteamientos que no se habían hecho antes ni por el lado de la filosofía ni por el lado de la medicina. Su método es único. ¿Cuál es el sentido de separarse de algún modo de esas prácticas psi? El sentido es tomar distancia de una serie de aberraciones, prácticas de abuso de poder, moralizantes y normalizantes en las que el psicoanálisis y/o algunos psicoanalistas han incurrido. Poner el acento en que el psicoanálisis tiene esta otra genealogía, coloca al psicoanálisis del lado de la resistencia a lo que ciertos discursos presentan como universal, originario, esencial y normal. Sitúa a la práctica psicoanalítica como una aliada de la liberación de ciertas fuerzas y no como una práctica que reproduce dispositivos disciplinarios. Una libertad que está siempre por realizarse, es siempre una práctica y nunca forma de existencia permanente o absoluta.