Sinopsis:

El estatuto del objeto en la filosofía, la ciencia y el psicoanálisis, ha tenido devenires tan distintos, que posibilita que se le piense desde lugares muy diferentes. Ética, moral, economía, psicoanálisis, se conjugan en este libro con el fin de darle un lugar importante al objeto, cernirlo, delimitarlo, aún ahí en donde es inefable, imposible y, tal vez, hasta inapalabrable.

Con la filosofía moderna, el objeto se volvió objeto de conocimiento; la epistemología invadió el pensamiento moderno haciéndolo aquello que dio fundamento a la ciencia. Con los diferentes estudios de la moral y de la ética, también en la filosofía moderna, el objeto se transformó en un bien.

Si Kant encontró que lo que no pasa por el yo, o no existe o no es nada para mí, tomando en cuenta que este objeto es representación, Freud encontró en su clínica que hay representaciones que no están acompañadas del yo. Que hay representaciones que no tienen que ver con el yo. Fue la metapsicología freudiana, primero, la que planteó que un objeto en tanto que falta, produce y posibilita un deseo. Es Lacan quien, al decir de ŽiŽek, eleva al deseo a la condición de lo trascendental, pero es un trascendental que no tiene que ver con la ética. Contrariamente a ésta, que se sostiene de un universal, el deseo es particular y singular. Y, contrariamente al objeto de la economía, de lo que se trata en psicoanálisis es que no haya goce del objeto, eso terminaría siendo el final del deseo.

Esta frontera tan difícil de trazar, todos esos movimientos, es a lo que se aboca el texto que tiene en sus manos.